Dieta vegetariana

La dieta vegetariana desempeña un papel muy importante en la vida espiritual. La pureza es de enorme importancia para un aspirante. Esta pureza debemos establecerla en el físico, el vital y el mental. Cuando comemos carne o pescado, la agresiva conciencia animal entra en nosotros. Nuestros nervios se vuelven agitados; se vuelven inquietos y agresivos, y esto puede interferir con nuestra meditación. Pero, por otra parte, las suaves cualidades de las frutas y los vegetales, nos ayudan a establecer, en nuestra vida exterior, las cualidades de dulzura, suavidad, sencillez y pureza. Así pues, si somos vegetarianos, eso ayuda a nuestro ser interno a fortalecer su propia existencia. Internamente estamos rezando y meditando; externamente, el alimento que tomamos de la Madre Tierra esta nos ayudando también, dándonos, no sólo energía sino también aspiración.

Meditando en la comida
Es necesario meditar antes de comer. Antes de hacer cualquier cosa es aconsejable que una persona medite, que piense en el Piloto Interno, en el Supremo. El Supremo está antes de todo lo que hacemos, Él está en medio de todo lo que hacemos y Él está al final de todo lo que hacemos. Si meditamos antes de comer, Su Compasión desciende en nosotros, y Su Compasión no es otra cosa que poder energizante. Así que, junto con la comida material, si podemos recibir poder energizante, naturalmente obtendremos doble beneficio de la comida.

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Sabéis muy bien que los animales son inquietos, agresivos, destructivos y no evolucionados. Hemos trascendido hasta cierto punto la conciencia animal, y hemos salido del reino animal. Tan sólo estamos un paso por delante en la escalera evolutiva, pero la diferencia entre un animal y un hombre es muy grande. Ahora bien, cuando comes algo, naturalmente vas a absorber las cualidades de eso que comes. Lo que tienes dentro se manifestará inevitablemente en el exterior de alguna manera. Cuando comes carne, el resultado inmediato es inquietud, impulsos y pensamientos agresivos y destructivos, y un descenso de la conciencia.

Paella

No es cierto, sin embargo, que si no comes carne pierdes fuerza o energía. Hay millones de personas en la Tierra que no comen carne pero están muy fuertes y sanas. Puedes decir que tu constitución es diferente a la suya, pero quisiera decir que en la creación de Dios hay algo llamado alimento interno. ¿Cual es este alimento? Es la Paz, la Luz, la Dicha y todas las demás cualidades divinas y colmadoras. Cuando aspiras adecuadamente, te concentras adecuadamente, meditas adecuadamente, eres capaz de atraer este alimento interno a tu cuerpo. Tal vez tardes algunos años en conseguir este grado de habilidad interna, pero entre tanto procura profundizar en tu interior y ver qué es lo que de hecho te da la mayor parte de tu fuerza. He conocido a personas que proclaman que es la carne lo que les da fuerza, pero cuando profundizan en su interior, descubren que es su propio sentimiento e idea sobre la carne lo que les está dando fuerza. Puedes cambiar esa idea y sentir que no es la carne, sino la energía espiritual que permea tu cuerpo, lo que te da la fuerza. Esa energía proviene de la meditación y la aspiración así como de la nutrición propiamente dicha. La fuerza que consigues de la aspiración y la meditación es infinitamente más poderosa que la fuerza que obtienes de la carne y el pescado, de modo que estas cosas pueden ser fácilmente omitidas de tu dieta.

Estás practicando la meditación con suma sinceridad y devoción. Lo que tienes que hacer es deshacerte de la idea de que la carne te da la fuerza. Esa idea está tan profundamente asentada en tu mente que ahora no puedes separarte de ella. Pero en cuanto te liberes totalmente de esa idea, verás que no es principalmente la carne lo que te da fuerza; es la comida saludable en general, así como la adecuada actitud mental y aspiración espiritual.

Pregunta: Por favor, dígame si establecemos un mejor contacto con el Divino cuando ayunamos, bebiendo sólo jugo y agua. ¿Nos ayuda el ayuno a realizar a Dios?
Sri Chinmoy: Cuando estás bebiendo jugos, no estás ayunando. Muchas personas dicen: “Por la mañana bebo una taza de café, al mediodía un vaso de jugo y a la tarde tan sólo un vaso de leche”. Esta es su idea del ayuno. Pero eso para mí no es ayuno; en el ayuno verdadero, sólo puedes tomar agua pura y nada más.
Si decides ayunar, has de saber por qué lo estás haciendo. Si sientes que ayunando realizarás a Dios, eso es una tontería. El verdadero nombre de Dios es Deleite y Alegría. Si tu Padre es todo Alegría, ¿te pedirá que te tortures para llegar hasta Él? Dios es poseedor de Alegría ilimitada, y sabemos que también es infinitamente compasivo. Él te dio un cuerpo –es Su cuerpo– y si comienzas a torturar Su cuerpo, ¿va a estar complacido Él? ¡Nunca! Si comienzas a ayunar para realizar a Dios, Dios dirá que estás andando por el camino equivocado.
Sin embargo, el ayuno puede ayudarnos a reducir peso, a curarnos de algunas dolencias físicas y a purificar nuestros nervios y nuestra mente. A menudo, comemos alimentos que no son saludables, y el pobre cuerpo necesita algo de reposo y purificación. También, cuando miramos a personas y cosas no divinas, sus vibraciones entran en nosotros desde la atmósfera y afectan a nuestro cuerpo físico –la piel, los músculos, los nervios. Si queremos ayunar un día al mes para purificar nuestro sistema, eso es aconsejable. Necesitamos la pureza para apreciar la existencia de Dios en la Tierra. Es en la pureza –pensamientos puros, acciones puras, conciencia pura– donde habita Dios. El ayuno nos puede ayudar en gran medida para nuestra purificación. Pero esto sólo es el primer paso; el mero hecho de ayunar no nos dará la realización de Dios.
Así pues, para la purificación, puedes intentar ayunar –bebiendo únicamente agua– una vez al mes. Ahora bien, estoy hablando desde el punto de vista espiritual. No sé nada de tu constitución física, si estás fuerte y sano, puedes ayunar; de lo contrario, no es aconsejable. Pero incluso sin ayunar, si eres un buscador sincero, una vez por semana, puedes reducir la cantidad de comida que tomas. Esto se puede hacer especialmente los domingos, cuando no tienes que estar muy activo. Los domingos, la mayoría de la gente se levanta tarde por la mañana, así que pueden olvidarse fácilmente del desayuno. A la hora del almuerzo, pueden decir: “Todos los días como, si hoy como un poco menos, no me perjudicará en absoluto”. Luego, por la noche, a la hora de la cena, pueden decir: “En el almuerzo no comí la cantidad habitual, y no me perjudicó; todavía me siento muy enérgico. ¿Por qué no hacer ahora lo mismo?” Así pues, una vez por semana, especialmente los domingos, si puedes aligerar tus comidas, eso te ayudará enormemente. Y no necesitas pasar por un ayuno severo y torturador, que no es recomendado por las verdaderas figuras espirituales.